miércoles, 6 de enero de 2010

Huérfanos en Acebuche



Huérfanos en Acebuche,
Mixta sobre tabla, 126x46 cm.


Obra en la que experimenté con texturas, tanto táctiles -pegué arena y briznas de hierba sobre la tabla y realicé goteos de óleo sobre la superficie- como visuales -usando distintos objetos para aplicar la pintura: trapos, rodillos, pinceles...-.
Realicé la obra para la exposición que conmemoraba el décimo aniversario del vertido tóxico de las minas de Aznalcóllar, celebrada en el "Pabellón del Futuro" de Sevilla en 2008. La expo fue organizada por la Asociación de Artistas de la Naturaleza.



Huérfanos en Acebuche (Detalle)
parte del proceso de creación, imagen en grafito




Huérfanos en Acebuche (Detalle)
presentación de texturas




Huérfanos en Acebuche (Detalle)

En el interior de la sombra escribí el siguiente texto:

DESASTRE DE AZNALCÓLLAR

A las tres y veinte de la madrugada del sábado 25 de abril de 1998, en plena época de nidificación y cría de aves, se rompe un dique de una balsa que contenía 8 hm3 de residuos tóxicos procedentes de la mina que tenía la empresa, de capital suizo, Boliden-Apirsa en el municipio de Aznalcóllar, dedicada a la obtención de pirita de hierro (FeS2).

El vertido tóxico, de unos 4’5 hm3, formado principalmente por líquidos de pH muy bajo –gran acidez- (3’6 hm3) y lodos con altas concentraciones de metales pesados (0’9 hm3), se precipitó hacia el río Agrio y de éste rápidamente al Guadiamar, que fluye hacia el Parque Nacional y Natural de Doñana.

La riada ácida se precipitó por los ríos a lo largo de 40 Km. para los lodos y 10 Km. más para los líquidos, que se desbordaron tomando una anchura media de unos 400 metros. Los lodos quedaron en el suelo en un espesor medio de unos 8 cm., aunque en puntos localizados llegó a medirse hasta 1’5 metros.

El vertido ocupó una superficie de 4402 hectáreas, afectando de forma directa a los 520 mineros de la empresa minera y a unos 500 agricultores de los márgenes de los ríos. Se arrasaron cosechas y ganados por valor de unos 1800 millones de pesetas (unos 10800000 €)

Las primeras actuaciones que se realizaron fueron la de construir un muro de contención en el Guadiamar cerca de la localidad de Isla Mayor, y desviar su cauce por medio de un canal hacia el Guadalquivir, para que los lodos que arrastrasen las lluvias estacionales fuesen a parar al océano Atlántico en vez de hacia Doñana.

Desafortunadamente las aguas contaminadas bañaron la zona del Lucio del Cangrejo, zona ésta de gran riqueza ornitológica, donde estaban nidificando múltiples especies avícolas, muchas de ellas en peligro de extinción.

A partir del 29 de abril comenzaron las actuaciones de campo de la Red de Voluntarios de Doñana.

Se comenzó retirando alrededor de 6500 Kilos de peces asfixiados por las aguas bajas en oxígeno.

Los días 1 y 2 de mayo nos dedicamos a la recogida de huevos de aves, en las colonias de cría del Lucio del Cangrejo.

Se rescataron sobre 720 huevos y unos 15 pollos vivos. Retiramos unos 23 nidos completos. Los huevos y pollos se trasladaron al Centro de cría en cautividad del Acebuche –entre el Rocio y Matalascañas- donde se procedió a su incubación y cría artificial. La mayor parte de los huevos eran de avoceta –Recurvirostra avosetta- y cigüeñuela –Himantopus sp.- (540) garza imperial –Ardea purpurea- (95), ánade real –Anas platyrhynchos- (65) entre otras anátidas, cerceta pardilla –Marmaronetta angustirostris- (11) en un nido que encontré yo mismo, pagaza piconegra –Sterna nilotica-, focha común –Fulica atra-, calamón –Porphyrio sp.- y avetorillo –Ixobrychus minutus-

Junto con los huevos de avocetas y cigüeñuelas nació un pollito de chorlitejo chico –Charadrius dubius-. Además teníamos tres pollos de aguilucho lagunero –Circus aeruginosus-.

Estuvimos cuidando pollitos desde las primeras semanas de mayo hasta casi agosto de ese año. Yo fui casi todos los fines de semanas y en vacaciones todos los días que pude.

Casi todas las avocetas y cigüeñuelas murieron por unas bacterias que les provocaban unas placas en la boca. Algunos compañeros voluntarios olvidaron poner los antibióticos en el agua que evitaban la proliferación de parásitos y virus. “Chiquito”, el chorlitejo murió también. Todo ocurrió en sólo 3 días. Los pollos de aguilucho también murieron. Los poníamos al sol de 10 a 12 de la mañana y un día se nos olvidó retirarlos y los dos más pequeños ya estaban muertos por la insolación, poco después el pollo mayor terminó muriendo. Al final, salieron adelante el 80% de las garzas imperiales y anátidas. De las cercetas sólo quedaron 6 pollos, 1 de calamón y 1 avetorillo.